19 de junio de 2007

Sal Café




Hace un par de semanas estoy trabajando en Sal Café, un restaurant de alto nivel que queda sobre la playa.
Somos todos camareros jóvenes, buena onda, que nos divertimos, nos juntamos a tomar algo y la pasamos bien trabajando. Ayer nos quedamos dos horas chupando, con las novias, cagandonos de risa, después de trabajar; hasta vinieron los que estaban de franco...
Digamos, es top en serio: Tomas los pedidos en una especie de Palm que manda las órdenes automáticamente. Entonces cuando llegás a la barra ya tenés las bebidas listas y cuando te suena el bipper (un pager, como un vibrador) es que te están llamando de la cocina porque tus platos están listos... High level.
Muy divertido.
Mientras tanto, sigo buscando laburo en Comunicación, con un par de contactos y a través de la web. Pero la búsqueda se hace más llevadera ganando buena plata y divirtiéndose.

6 de junio de 2007

Garantía de éxito

El otro día, desbordada de entusiasmo y borracha de ilusión, Titi me dice: "¿Rey, vamos a hacer la lista de invitados para el casamiento?" Nos sentamos en el escritorio y empezó a escribir nombres, uno tras otro, tras otro, tras otro... En el número 125 me acosté al lado de ella a dormitar. Hasta que en un momento la escucho quejarse y murmurar algo con cara pensativa. Me incorporo un poco y para mi sorpresa oigo: "¿Cómo se llamaba este pibeee... cómo era...?" Me empecé a reir a carcajadas sin dar crédito a mis oídos. ¡Quería poner en la lista de invitados de su casamiento a un flaco que ni siquiera el nombre se acuerda! jajaja No lo podía creer. Entre carcajadas le dije que cómo iba a invitarlo. "Es que es re buen pibe..." ¿¿¡¡YYY!!?? ¿Qué tiene que ver?
Cuestión que me volví a acostar, asombrado del fenomeno psicológico que se apodera de una mujer ante su inminente boda, pensando que sin lugar a duda, a todas y sin excepción, les pasa lo mismo.
Al día siguiente, por la tarde, nos sentamos en nuestro cómodo sillón, frente a la TV, a ver el partido de Argentina vs. Suiza, cuando en un momento, un mediocampista de ellos hace una jugada peligrosa y la cámara lo toma en un primer plano y ahí nomás, sin dudarlo un instante, Titi comenta: "Mirá, es igual al colo MacAlister". Me emocioné, no lo podía creer. Eso sí era realmente prodigioso. Que una mujer, mi reina, recontra fuera de contexto y completamente desfasado en el tiempo se acordara del Colo MacAlister viendo a un suizo haciendo tremendo planchazo, me hizo enamorarme más, si cabe.
Definitivamente, mi reina no es como las demás.
Eso sí que es "casarse bien". Una mujer así, es garantía de éxito.

En la cancha, como en Argentina

Argentina vs. Argelia
Ayer fui a la cancha. Fue como pasar una tarde en la Argentina. Jugaron la selección contra Argelia, y fue una fiesta. Aunque el partido fue medio choto, hubo muchos goles y la hinchada estaba a pleno. Fui con Maxi y nos cagamos de risa.
El Camp Nou, el estadio del Barça, es alusinante. Sin embargo, no se pusieron las pilas (tratándose de Argentina y Argelia) y sacar las entradas e ingresar al estadio fue como estar en la bombonera. Cuando juega el Barça es como ir a la entrega de los Oscars. Pero si se encuentra un grupo de argentinos, amuchados y con el fulbo de por medio, no se puede esperar otra cosa que la argentinidad más extrema y profunda. Por eso fue una fiesta. Cuando terminó el partido nos quedamos como 1 hora más cantando, saltando, gritando, inmersos en esa complicidad de ser unos miles, juntos, compartiendo todos la misma sensación, con el patriotismo exacerbado al extremo, lejísimos de casa y sabiendo que en un rato, de nuevo, cada uno a su vida de inmigrante. Molt fort.
Como el Camp Nou queda en las afueras, a 9 estaciones (¡lejísimooo!), todos coincidimos en el metro y ahí siguió la fiesta cantando, saltando, mientras los españoles se sorprendían con algo que ellos nunca van a sentir.
Cuando me bajé del metro para ir a casa, en cada esquina veía argentinos con la camiseta y sus banderas, por todos lados. Los escuchabas cantar bajito, con una sonrisa, contento de tener puesta la camiseta o la bandera colgada, mostrandole a los catalanes ese orgullo tan especial, y también sintiendo nostalgia de lo que ya pasó. Más de uno se habrá planteado algunas cosas esa noche.
Yo no.