23 de julio de 2008

Contradicciones del comodismo

Comodismo es esa forma de hedonismo, vigente y reguladora, de la sociedad que nos tocó en suerte. Es esa tendencia a elaborar, fabricar y encauzar productos, servicios, costumbres, anhelos, ideales, de tal modo que todo nos resulte cómodo, fácil.
Claro, el comodismo es hermano siamés del consumismo, hijo predilecto del egocéntrico capitalismo.
Y en esta cultura esquizofrénica, tan atractiva como un forúnculo o una verruga deshidratada, que pretende aniquilar cualquier tipo de esfuerzo o contrariedades, hay asuntos de una importancia diferente que se le escapan; a saber:
¿Por qué las cerraduras están por debajo del picaporte, importunando al propietario que blande su llave como un esgrimista intentando insertarla debajo del ala del picaporte?
¿Por qué los grifos de la ducha siempre se encuentran debajo de ésta? ¿Por qué los plomeros nos obligan a mojarnos y padecer ese terrible frío cada vez que nos queremos duchar? ¿Por qué no desviar un metro las cañerías y ubicar las canillas a un costado?
¿Por qué las perillas de la luz siempre se encuentran dentro de la habitación que está en oscuras si precisamente queremos iluminarla para poder ver dentro de ella?

Será que las cerraduras, las cañerías y las perillas de luz no son productos descartables, hijos de orgullosas y paternales marcas. ¿Quién compra un metro de caño de acero inoxidable desde la blackberry despatarrado en la cama? No, no son dignos de la aquiescencia del capitalismo y por eso, no son merecedores de la atención del comodismo.

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