23 de julio de 2008

La esquizofrenia argentina

Cada día suelo leer entre 4 ó 5 diarios de diferentes países (Ney York Times, El País y La Vanguardia de España, La Nación y Clarín). Suele ser muy útil para quien gusta de sopesar discursos, enterarse de las miserias propias y regodearse con las ajenas.
Durante los últimos meses he seguido con especial interés, obviamente, el caos argentino. Iba a decir "crisis", pero esta palabra lleva aparejado en su significado el concepto de crecimiento. Prefiero hablar de caos.
Y sólo me referiré a un suceso en particular: la previsible reacción de los argentinos ante la negativa cobosiana.
He leído innumerables noticias, visto videos, escuchado extractos radiofónicos, una y otra vez, día tras día, en los que me desconcertaba, a cada momento más, a partir de la exaltación que los argentinos hicieron de la figura del vicepresidente. Fue, y es, recibido por donde pasa como un héroe, un nuevo Goliat que derribó a David Kirchner, el nuevo mesías argentino que entiende y respeta los valores y fundamentos de nuestra patria, que nos defiende ante los temibles empellones del gobierno. Cobos.
Es lo que los argentinos necesitamos, hoy en día. No exigimos al gobierno que nos ponga pan en la mesa y una sonrisa en la boca, exigimos un gobierno que haga las cosas mal para poder así defenestrarlo con el taxista y esperar la oportunidad de abollar cacerolas y ser una más de las 300.000 personas que no tienen nada más interesante que hacer con sus vidas que ir a emocionarse entre la muchedumbre, cantando el himno, sabiéndose más argentino que nunca, con doña Rosa y Perez Companc chiflando a su lado, para poder derribar a este gobierno infame que votaron hace 9 meses, que se vaya, que deje todo por la mitad, que no devuelva lo que robó, que venga alguien, sí, un mesías, que nos salve, pero al que también podamos derrocar dentro de 5 años, alguien como Cobos, y volvamos a estar huérfanos, sin un destino cierto. Porque es matemático: cada 5 años.
Cobos es un traidor desde el amanecer de su vida política. Traicionó a todos. Es un oportunista nato, siempre lo fue. Lo saben los que no son argentinos y pueden recordar lo que deben recordar, no sólo lo que les conviene. Es que no nos conviene que Cobos no nos convenga. El noble hombre que loan en todas las editoriales de los diarios argentinos es tan incompetente como cualquiera de la administración a la que pertenece (luego de haberle hecho un corte de mangas a los radicales).
Es que el problema no está en Kirchner, ni en Cobos, ni en Alberto Fernández, ni en los gobiernos corruptos. El problema somos nosotros, que nos falta madurar, que necesitamos a fuerza de hambre, civilizarnos, extirparnos esta mirada cortoplacista por una que se adecue a las posibilidades que queremos que tengan nuestros hijos. Necesitamos tomarnos las cosas más en serio.
No pretendo, aunque no me esté saliendo, denigrar ni difamar a este hombre. Sólo necesito hablar de este desconcierto que me indigna.

3 comentarios:

Kraca dijo...

Yo lo que pensé cuando escuchaba a mi alrededor lo héroe que era Cobos es que su valentía o su genuflexión dependían de una sola decisión a los ojos de todos.
Nadie sabía qué opinaba de Cobos hasta que no tomara esa decisión. Es una costumbre ya entre los argentinos hacer esto. No existen las ideologías en este país. Cada uno piensa según los resultados. Y resultados a corto plazo, como bien decías vos. Asume Macri, y si al otro día llueve y se inunda Belgrano, Macri no sirve. No quiero defender a Macri, poco sé de él y su gestión, sólo quiero ejemplificar. Yendo a un caso más de "la calle", pasa igual con la selección de fútbol. Nadie está conforme con los trabajos, sino que sólo se esperan resultados. Es mucho menos importante este ejemplo, pero para mí la Selección del último mundial jugó un fútbol mucho más lindo que el que venía jugando hace años.
Vale, me fui de tema. ¿Alguien sabe qué es el peronismo? ¿O qué es el radicalismo? ¿Qué puede ser el justicialismo, cuando entre ellos no se ponen de acuerdo? Están divididos entre ellos. Dentro de la misma bolsa tenemos a Menem, que vendió todas las empresas, y a Kirchner, que las quiere estatizar (por Dios, ya van a empezar a caer los aviones por la cantidad de ñoquis ignorantes que trabajarán en Aerolíneas Argentinas). El mismo Perón fue una contradicción en sus distintos gobiernos. No es lo mismo el primer Perón que el segundo.
¿Qué opina el Justicialismo de los impuestos? ¿Qué piensa del aborto? ¿Y sobre las cárceles? Lo mismo con el radicalismo o el partido que sea.
Por eso me interesa tan poco la política. Porque no hay política en este país, hay un montón de gente tratando de hacer de acuerdo a su pensamiento particular y no bajo unos lineamientos que todos conocemos y que no nos sorprenden semana a semana.
Ahora yo hice mi descargo.
Saludos

Mano y Titi dijo...

Gracias, hermano, por tan lúcidas observaciones (y por apoyar con ellas mi tesis).
Pasa que varios que leyeron la nota se indignaron, como si yo -un desterrado que no entiende nada porque vive lejos- los estuviera traicionando, como si no entendiera lo que sucede en Argentina, como si les estuviese pisoteando la esperanza que hoy los define como argentinos. Hasta tal punto que uno me discutió: "¿qué, vos no dejarías a los radicales si te ofrecen la vicepresidencia?"
No lo critico, sólo lo uso para confirmar, aunque no hace falta, la cosmovisión argentina, para constatar que el problema somos nosotros.
Pero con esa actitud de estrechez intelectual, con esas objeciones, sólo confirman lo que expuse. No entra en la idiosincracia argenta el gris, la templanza sentimental. La sangre hierve y hay que definirse por el blanco (y celeste) o por el negro. Y, claro, siempre elegimos el negro.

Anónimo dijo...

¿y porque no te quedaste e hiciste algo? Es comodo irse y criticar. Eso me parece que es lo que molesta de lo que escribis. Hablas de esquizofrenia y criticas a los que se quedan y hacen algo (aunque sea mal, pero intentan hacer algo y se la juegan), mientras estas en el primer mundo mirando sin embarrarte los pies.