25 de julio de 2008

Seguimos con lo mismo

Yo no sé. Hay cosas que no comprendo.
Leyendo diarios hoy -y teniendo aún en la cabeza el tema de la esquizofrenia argentina o el gataflorismo argento- me golpea la atención la noticia, en todos los medios, de la gira europea de Obama, que representa al mesías, no ya nacional, sino mundial, que reúne 200.000 personas en Berlín, que lo aclaman en las calles de Francia, que tiene miles y miles de voluntarios trabajando por él en más de 30 países...
Dos reflexiones breves y sencillas, casi innecesarias:
En primer lugar, si los candidatos norteamericanos hacen campaña por todo el mundo y luego, una vez que fueron elegidos como presidentes, se otorgan el derecho y la autoridad para invadir, someter, oprimir, castigar a cualquier país que se les antoje, ¿acaso no deberían participar en las elecciones de la primera potencia mundial todos los ciudadanos del mundo que así lo deseen? ¿Por qué los iraquíes no pueden elegir a quién quieren que los sodomice? ¿Por qué no pueden los ingleses, que su gobierno es un lameculo del yanqui y lo apoya en cada empresa que este enprende, no pueden tambien votar? ¿Por qué no pueden los somalíes votar por el candidato de uno de los país más ricos del mundo que se incline por una socialización de la riqueza o, al menos, por una cooperación internacional?
En segundo lugar, y habiendo seguido las primarias desde el día en que comenzaron a hacer campaña (claro, por primarias se entiende que son las demócratas), siempre me pareció rotundamente mejor que las ganara Barack Obama, a quien hay que reconocerle y destacarle numerosas virtudes no muy habituales hoy en día. De hecho, ahora que recuerdo, a Obama lo conocí cuando hacíamos la campaña a diputado de Esteban Bullrich (2005); a través de su página y blog sacamos muchas herramientas y formas muy útiles. Sin embargo, a la hora de inclinarme (aunque es en vano) por alguno de los dos candidatos a la presidencia, cada vez me parece mejor que asuma McCain.

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