1 de julio de 2008

Αθήνα

La semana pasada nos fuimos a Grecia, continuando con nuestra Luna de Miel. Teníamos, además, el casamiento de Luli Donati, una compañera de la facultad de Titi, que se casó con un griego ortodoxo que conoció en París y con el que vive en Bs. As.
Ya desde el avión, los paisajes fueron alusinantes: de ida fuimos vía Ginebra. Sobrevolamos los Alpes suizos y los verdes campos que se extienden a los costados del Lago Alemán. Lindísimo, una ciudad en la que viviría sin problemas. A la vuelta, nos fuimos hasta Zurich. Llena de montañas, bosques, ríos, lagos, extensas praderas... Un paraíso.
El viernes a la tarde fue el casamiento, a 50 km de Atenas, en un pueblito sobre el mar Egeo. La ceremonia fue muy interesante, celebrada por 3 de esos sacerdotes bien panzones, con pobladas barbas hasta el ombligo, túnicas negras con gigantes estolas y esos "gorros" cuadradotes y amplios que dan simetría vertical a sus barbas. Todo lo que se decía fue entonado y siguiendo una estricta sucesión de simbólicos rituales: el novio la esperó a la entrada con el ramo que luego le entregó a ella, el cura les daba a beber -él- vino con una copa, los tomaba de las manos y los hacía dar como 5 vueltas a una mesita en la que había algo similar a un centro de mesa de plata, les ponían unas coronas y el padrino se las iba intercambiando rítmicamente... A la salida se pusieron las dos familias en fila y los invitados debían ir congratulando en griego a cada uno de los miembros de las familias. Había que decirles: seresia (ευτυχία), o algo parecido, y ellos respondían: efjaristó (ευχαριστώ). Fue muy interesante.
Casamiento Grecia

Después, la fiesta estuvo bien. Ahí cerca, también sobre el mar, comimos bien y bailamos lindo. El 80% de la música fue argentina, la típica, y no le dejaron mucho tiempo a los griegos para que nos enseñen a bailar. Pero lo hicimos. Tiene mucha onda el baile, mucha energía. Es un poco monótono, pero te calienta la sangre.
Al día siguiente, sábado, nos fuimos con unos 15, familia y amigos de los novios, a una isla pegada a Atenas, a una playa bellísima y muy tranquila: Kálamos. Pasamos el día bañándonos en el mar, comiendo, chupando, comiendo y chupando. Muy divertido.
Importante observación: Parece ser que aquella transparencia del agua, la serenidad del mar y la virilidad de su marido hicieron que Titi decidiera bañarse en el mar, todo un acontecimiento dada la inclemente fobia que perturba su intelecto hacia los tiburones. Los días siguientes, lo mismo. Anteayer, en Barcelona, me pidió que me meta con ella y casi no pude sacarla del agua.
Kálamos

El domingo recorrimos un poco Atenas, creo. La verdad que me decepcionó un poco la ciudad. ¿Cómo se la imaginan a Atenas? Probablemente igual que como lo hacía yo. Pero resulta que la ciudad es bastante fea. Es como si la clase media-baja hubiera construido todos los edificios en plena crisis duranto los '80. Algo así. Es sucia y enquilombada.
Cuando estábamos llegando, desde el avión, y al recorrerla, pensaba en lo siguiente: después de habernos llenado tanto la cabeza con la historia griega, su tan evolucionada sociedad, uno se imagina, de rebote e inconcientemente, un lugar bello, tierras que colaboran con tal sabiduría. Pero al observar sus tierras áridas y desabridas, me planteé qué fue lo que hizo que esa sociedad naciera en ese lugar precisamente y no en otro más anuente.
Lo único que sí es impresionante es la Akrópolis, el cerrito -en el centro de la ciudad- donde está el Partenón, el Teatro Antiguo, un par de templos, etc. Impresionante por su imponencia e impresionante por la densidad turística. Después, qué sé yo, vas por la ciudad y te encontrás 5 columnas en pie que sostenían algo importante, una pared que era parte de no sé qué... cosas que a mí me interesan poco o que requieren un trabajo de abstracción que yo no estoy dispuesto a hacer para percibir su valor.
Pero de los siglos anteriores a Cristo hasta la actualidad, no hay ni un edificio. Eso es curioso. Entonces pasas de las ruinas de la Biblioteca de Adriano a ver monoblocks.
Akrópolis

El lunes nos tomamos un catamarán y nos fuimos a Égina, una isla a 2 horas. Bellísima. Encontré que el 80% del encanto de Grecia son sus más de 100 islas, un 10% a la Akrópolis y un 10% a Atenas. Algo así.
Caminamos mucho, nos bañamos (el mar es más transparente que la más pulcra de las piletas), alquilamos una moto y recorrimos la isla, bastante montañosa, con bosques en su interior, y con un estilo mediterráneo. Muy linda.
Me llama mucho la atención ciertos asuntos que voy descubriendo con el tiempo: tanto se las tiran de motoqueros en mi familia, pero a mí me gustaría saber si alguno de ellos recorrió en moto las montañas y playas de una isla sobre el mar Egeo.
Égina

El martes, recorrimos un poco más a la mañana y al mediodía nos tomamos el avión a casa.

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