28 de agosto de 2007

Universo paralelo

A la 1 de la mañana empezamos a cerrar el restaurante y, entre todas las cosas que todos tenemos que hacer, me tocó repasar los cubiertos y cerrar la cocina. Una de las tareas es limpiar la panera y tirar el pan que sobra. Agarré las 4 flautas de pan francés casero y en vez de tirarlas las envolví con la idea de regalárselas a alguien camino a casa. Me crucé media Barcelona en bicicleta y no encontré ninguna persona que las necesite o quiera. Llegué a casa bordeando la consternación, anonadado por lo que me acababa de pasar.
Al día siguiente recibimos un mail de un amigo nuestro preguntándonos si queríamos un coche ya que un amigo suyo lo regalaba. Sólo había que pagar un par de meses atrasados del seguro y que podríamos ir a buscarlo cuando queramos.

Miles de reflexiones -argumentos, sinsentidos, rarezas, justificaciones, impotencias, gritos, silencios...- explotan en mi cabeza.

Algo no anda bien.

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